Realidad y subjetividad

La primera relación entre el hombre y su realidad se da a través del proceso de la observación simple, donde se nutre de una información subjetiva, que dependerá en todo momento de la vinculación que tenga con una realidad particular. Dicha realidad, estará generalmente estimulada por las necesidades de cada individuo, por sus carencias tenencias, nivel y desarrollo intelectual, teórico, intereses, rol que ocupa en la sociedad. En todo momento, el individuo sentirá también la necesidad de intervenir dicha realidad, ya previamente percibida e interpretada, para tratar de modificarla.

Así pues, una vez procesada la información, ésta pasa a través de “filtros de percepción”, los cuales están indudablemente relacionados con el mundo cultural e intereses del “sujeto observador”.
La relación concreta que el observador tiene con su mundo real, le condiciona una forma particular de interpretar lo observado. El individuo está influenciado por su apreciación, por los filtros personales que utiliza para interpretar la realidad, dibujándola de una manera intencionada y particular. Lo anterior le confiere a la interpretación, un carácter “subjetivo”, desdeñando las características y límites inherentes a lo que los demás podrían "percibir".

La interpretación de la realidad es un hecho voluntario, aunque no siempre consciente, que realiza exclusivamente el ser humano. Para ello, el hombre debe cumplir con tres condiciones necesarias y suficientes para poder intervenir su realidad en su beneficio:

1. Vinculación con la vida. Implica estar en contacto directo con una situación real ("estar vivo").
2. Necesidad. La persona al sentirse retada por la realidad, por carencias, deficiencias, molestias, incomodidades, etc., significa estar insatisfecho con la situación actual existente, tanto en lo personal y como miembro de un colectivo. La necesidad es el motor que nos impulsa a realizar el proceso interpretativo, para utilizarlo, en aras de solventar la situación que nos incomoda.
3. Oportunidad. El individuo además de estar vinculado con una realidad y sentir necesidad concreta, debe poseer la oportunidad real de intervenirla. Aunque se cumplan con las dos condiciones anteriores, la oportunidad de poder realizar el proceso interpretativo y correctivo, tanto material, intelectual y técnico, es una condición sine qua non, para poderla llevar a cabo con éxito.

La interpretación de la realidad se inicia, al percibir los efectos evidentes que originan los fenómenos y hechos presentes en el mundo real que nos rodea. Los fenómenos y hechos en sí mismos no generan el malestar, pero si lo son el efecto que éstos generan en nuestros esquemas de valores. Esta fase del proceso interpretativo se inicia la elaboración de un inventario o diagnóstico de los fenómenos y hechos, comenzamos por realizar una observación fenomenológica. No se limita a una observación cualitativa, va más allá. Los aspectos que caracterizan la realidad podemos interpretarlos por sus dimensiones, reproducibilidad, incidencia y cuando es posible, obtener aspectos cuantitativos que nos permitan dibujar los aspectos formales de lo real, pero por ello, no deja de ser una apreciación fenomenológica. A este nivel apreciativo, es necesario hacer explicito el contraste existente entre los fenómenos y hechos generados y el efecto que éstos producen sobre el esquema de valores, expectativas, intereses y necesidades del individuo; contradicción que mueve a indagar.
Es necesario resaltar que, desde este temprano inicio de la percepción, se evidencia la contradicción entre el mundo cultural y real del sujeto, lo que le significa tomar partido, además de exponer el criterio personal al juicio ajeno, es también comenzar a aceptar el reto, riesgo y compromiso con la realidad y su transformación.
La observación de la realidad nos determina una apreciación subjetiva, construida por los fenómenos que estimulan nuestros sentidos, pero no nos informa sobre las posibles causas que generan lo aparente, ni de agentes causales que serían factores determinantes del fenómeno concreto que nos afecta.

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